Pocos saben que en la población de Cañamero, se encuentran las pinturas rupestres de la «Cueva Chiquita”, también conocida como “Cueva de Álvarez”. Se trata de las primeras pinturas del Calcolítico (unos 1.500 años a.c) descubiertas en la provincia de Cáceres. Una época en la que se desarrolla en esta zona el llamado como Arte Esquemático
.
Toda la península posee yacimientos de este arte rupestre, pero las mayores concentraciones de estaciones esquemáticas las encontramos en las montañas de la costa levantina, en Sierra Morena, en el estuario del Tajo y en las sierras centrales de la Meseta Central, donde sobresale la región de La Batuecas.
La primera vez que se reparó en la importancia de las pinturas rupestres de Cañamero fue en 1916, cuando el arqueólogo francés, Henri Breuil visitó la cueva quedando maravillado por la cantidad, más de cien signos, y la variedad de los motivos dibujados en la roca, desde figuras humanas, cruces, techos, puntos y rayas, o animales.
Para visitar esta cueva hay que seguir el desfiladero del río Ruecas muy próximo al Charco de la Nutria, uno de los sitios más emblemáticos de la localidad donde generaciones de cañameranos han aprendido a nadar. Esta piscina natural, entre árboles y vegetación, es ideal para niños por su escaso desnivel de agua.
Cultura y ocio se aúnan en esta localidad de Cáceres, de más de 1.600 habitantes, población que se duplica en verano con el regreso de numerosos emigrantes y sus familias. Cañamero esta 
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